Hay viajes que se hacen una vez y se dan por vistos. No necesariamente porque no la pasaras bien o no te gustara, pero sabes que lo más probable es que no vuelvas. Te despides contento y dices adiós. Hay otros que sabes que repetirás, no una, muchas veces. Son viajes que fascinan sin saciar, que te dejan sediento de más. A mí me pasa eso con Paria, esa tierra donde amanece Venezuela, donde el mar le lame los pies a la selva, donde la leyenda habla de cascadas que caen al mar. Paria me seduce como un amante adictivo. Cada vez que voy me quedo con ganas de ver más, de ir más allá, de volver, volver y volver. Me torna insaciable.
Everto Amarista es un ríocaribero nato, que aunque salió de su pueblo en búsqueda de mejores oportunidades, conoce bien cada calle, mucha gente y más historias cotidianas de la tierra que lo vio nacer en 1933.
Amarista considera que “Río Caribe es un pueblo que huele a salitre, está muy vinculado al mar”. Para ejemplificar la relación del lugar con el Caribe venezolano, pone el ejemplo de los mangos. “Yo viví muchos años en El Tigre (Anzoátegui). Allí tuve la oportunidad de probar mangos de la misma variedad que se produce en Río Caribe y el sabor es distinto”.
Pedacitos de paraíso
Paria ofrece distintos trocitos de paraíso para quienes la visiten. Dejando de lado las condiciones de la carretera, playas encantadas se encuentran saliendo de Río Caribe hacia el este, por el norte de la península.
Medina, una de las más famosas, es una extensa playa de arena dorada y agua verde, fría y tranquila. Una esmeralda que brilla bajo el sol de la costa venezolana, al compás del baile de su bosque de palmeras.
Amarista considera que “Río Caribe es un pueblo que huele a salitre, está muy vinculado al mar”. Para ejemplificar la relación del lugar con el Caribe venezolano, pone el ejemplo de los mangos. “Yo viví muchos años en El Tigre (Anzoátegui). Allí tuve la oportunidad de probar mangos de la misma variedad que se produce en Río Caribe y el sabor es distinto”.
Pedacitos de paraíso
Paria ofrece distintos trocitos de paraíso para quienes la visiten. Dejando de lado las condiciones de la carretera, playas encantadas se encuentran saliendo de Río Caribe hacia el este, por el norte de la península.
Medina, una de las más famosas, es una extensa playa de arena dorada y agua verde, fría y tranquila. Una esmeralda que brilla bajo el sol de la costa venezolana, al compás del baile de su bosque de palmeras.

No hay comentarios:
Publicar un comentario